Así es… la tecnología nos ayudará a salvar y ayudar a conservar nuestro planeta azul. Comencemos por un pequeño dron llamado AEROMON, creado por finlandeses, que es capaz de volar y detectar emisiones de gases contaminantes, las cuales son muy difíciles de detectar, este gadget tiene un sofisticado paquete de sensores llamados BH-8, capaces de capturar datos en el campo y rastrear gases invisibles desde arriba.
SAILDRONE; esta empresa está desarrollando un velero autónomo, propulsado por el viento para realizar misiones científicas de forma independiente y en condiciones climáticas extremas, este dron marino analiza el clima en los océanos, puede explorar los lugares más recónditos de los mares y examinar el medio ambiente.
Científicos están ultimando la utilización de sensores para marcar a los animales marinos y así espiar los océanos… Este proyecto está financiado por una universidad saudí y probando su tecnología en el Oceanográfico de Valencia. El oceanógrafo Carlos Duarte, está probando en tortugas bobas heridas por las redes de arrastre de pescadores en el litoral valenciano, adhiriendo a los caparazones de las tortugas unos sensores de última generación, que registran sus movimientos, velocidad, profundidad, la temperatura del agua, su salinidad, el pH…
La pasada semana este científico presentó en el Oceanográfico de Valencia un proyecto internacional, para desarrollar sensores milimétricos y económicos, con los que marcar a animales marinos, para explorar sus movimiento y la salud de nuestros océanos, esta iniciativa comenzó en 2016 y los primeros prototipos se están probando estos días en tortugas, tiburones, delfines y otras especies presente en el Oceanográfico, que es el mayor de Europa. Junto a los sensores se ponen a punto cámaras submarinas del tamaño de una moneda de dos euros.
Carlos Duarte, dirige el Centro de Investigación del Mar Rojo, perteneciente a la Universidad de Ciencia y Tecnología Rey Abdalá “Arabia Saudí”. Lo siguiente será probar estos sensores en mar abierto, en los arrecifes de coral del mar rojo. Su próximo destino quiere que sea Australia, para evaluar el impacto en los animales marinos de las prospecciones sísmicas que se llevan a cabo para buscar yacimientos de petróleo y gas en el subsuelo, nos indica Duarte.
Muhammad Mustafa Hussain, ingeniero estadounidense, reconoce que todavía hay muchos obstáculos porque el agua marina es todavía una barrera insalvable, la señal apenas recorre cinco o diez metros, es por ello que siguen investigando como aumentar la profundidad, el propósito es llegar a un kilómetro, otra gran limitación es la contaminación. Los prototipos actuales están fabricados con polímeros y metales, como el titanio y llevan una batería de litio, se está investigando posibles baterías biodegradables, pero de momento los materiales biodegradables bajan la eficacia de los sensores.
Carlos Duarte, es más optimista y ya ve un futuro a medio plazo en el que los animales marinos marcados harán una copia de seguridad de los datos de otros ejemplares que pasen cerca, así en una línea vertical, los animales que viven en las profundidades, transmitirían su información a los de profundidades medias y estos la transferirían a las especies que viven en la superficie, allí, unas antenas flotantes recogerían los datos y una flota de drones recolectaría toda la información, sobrevolando la superficie del océano.
El biólogo marino Rory Wilson lo resume con una frase muy relevante: Estamos tratando de preguntar a los animales que esta pasando en el mar…
